“Una
marcha fúnebre, tiene para nosotros los mayores encantos y siempre, sobre todo
la añoranza de la Semana Santa, deseada y querida, admirable y sublime,
haciendo ello que no podamos menos que pararnos a escuchar, allí donde una
triste melodía llega a nosotros”.
X.
La Semana Santa de
Zamora cuenta con multitud de elementos propios que la caracterizan y, no en
vano, es conocida como una de las principales de España. Como en toda Semana
Santa, su religiosidad, sus tallas y pasos procesionales o sus cofradías, son
los elementos clave donde se centran la mayoría de estudios y reportajes. Sin
embargo, Zamora incorpora una serie de peculiaridades que le otorgan ese sello
distintivo donde quizás las más conocidas sean la figura del “Barandales” (personaje vestido con
amplios ropajes que se encarga de avisar del paso de la procesión haciendo
sonar dos pesadas campanas o esquilones) y el “Merlú” (pareja de cofrades de la Cofradía del Nazareno (vulgo
Congregación) que se encargan de despertar y reunir a los demás cofrades para
la procesión mediante toques de corneta y tambor).
Posiblemente uno de
los aspectos menos difundidos y que también tienen que ver con el sonido de las
procesiones, sea el de las marchas fúnebres que se interpretan a lo largo de
esos días. Tan sólo una acapara la atención de todos: la Marcha Fúnebre de Thalberg. El nombre de este compositor nacido en
Suiza en 1812, figura en boca de todos los zamoranos haciéndose tradición. Pero
una tradición que muy pocos se han aventurado a indagar.
En nuestra búsqueda de
los inicios de la marcha fúnebre y procesional para banda de música y sus
repertorios a lo largo de los años, hemos encontrado multitud de pistas y datos
en el camino que, entretejidos debidamente, han dado lugar a importantes
descubrimientos en este género, a la vez que han servido para ampliar el
reducido campo de visión que poseíamos sobre el tema.
Esta motivación nos
lleva a dedicar unas líneas sobre las marchas fúnebres y las bandas de música en
la Semana Santa de Zamora, sus orígenes y su devenir con el paso de los años.
Los
orígenes
Los antecedentes
inmediatos a la introducción de bandas de música en Zamora son las orquestas
que formaban algunos devotos y aficionados a la música “jóvenes
distinguidos y señores de campanillas” que completaban el número necesario con
algunos músicos profesionales. Estas orquestas asistían a los solemnes cultos
de la Catedral y acompañaban también a los pasos procesionales, estando conformadas
por un núcleo de violines y flautas a los que se sumaba algún clarinete, fagot
y bombardino.
Durante la Cuaresma
eran puestas en ensayo las diferentes marchas que sonarían en las procesiones, “marchas
aquellas que su exposición consistía en una entrada muy ampulosa, quedando en
silencio la última parte, débil, del compás de compasillo. Luego el solo de
bombardino [y] las escalas de las ocho o diez flautas”. La mayoría se conocían por su numeración, es
decir, la marcha Nº1, la Nº2… y se aprendían de memoria ya que los
conocimientos del intérprete eran muy limitados tanto en el solfeo como en el
instrumento:
“La
afición musical zamorana adquiría antes gran intensidad en las semanas
anteriores a la de la conmemoración de la Pasión de Jesús por la benéfica
influencia de tres músicos beneméritos que formaban con sus alumnos y amigos
tres orquestas para salir en las procesiones.
Estos tres caudillos
eran conocidos por todos los zamoranos por don Alejo, Berdión y don Galo y los
tres preparaban preciosas marchas”.
Algunas de las marchas
llamaban la atención de los que asistían a las procesiones:
“Don
Miguel Berdión compuso un año una marcha fúnebre que ofrecía la novedad de unos
toques de campanilla y que fué acogida con grandes muestras de aprobación”.
En 1901, la prensa se
hacía eco de la organización de una orquesta para acompañar a las procesiones:
“Los
reputados músicos señores Valle y Sendin se han encargado de organizar una
orquesta que amenizará las procesiones de Semana Santa”.
Más adelante, el mismo
diario nos ofrece algunos datos sobre el repertorio de esta orquesta, aunque
sin mencionar títulos:
“La
orquesta del señor Valle tiene en ensayo ocho marchas fúnebres para ejecutarlas
en las procesiones de Jueves y Viernes Santo.
Una de ella
es original de don Eduardo Sánchez”.
Otro apunte
periodístico nos da noticia de la intervención de una de estas orquestas en la
Semana Santa de 1903:
“En la
procesión del Viernes Santo por la mañana y por iniciativa de los señores
Mayordomo, tocará una orquesta compuesta de varios profesores de esta
localidad, algunas hermosas marchas fúnebres, entre ellas una en Do menor del
inmortal maestro señor Gorriti, que por cierto está premiada en los concursos
musicales celebrados el año 95 en París”.
Marcha fúnebre en do menor de Felipe
Gorriti.
Dichas orquestas
convivirían durante un tiempo con las bandas de música con las que se
alternarían, desapareciendo finalmente de los desfiles procesionales. Aún en
1905 existe constancia de la participación de la orquesta dirigida por Miguel
Berdión:
“Además
de la música del regimiento Toledo, asistirá á las procesiones de mañana y
pasado, otra banda orquesta formada por músicos de la localidad y dirigida por
el señor Berdión”.
Bandas
de música y repertorios hasta la mitad del siglo XX
La primera banda de
música de la que se tienen noticias fue la de Ingenieros dirigida por Arturo
Saco del Valle que, una vez realizadas las gestiones para su contratación por
el secretario de la Corporación Municipal D. Eugenio Herrero, participa por vez
primera en las procesiones de Semana Santa de Zamora en 1899:
“Tras unos días en Madrid, el 29 de marzo la Banda salió
hacia Zamora para actuar en esta capital y en Toro. Según cuenta «Vista Alegre»
en El Heraldo de Zamora, el
Ayuntamiento, pese a la serie de obstáculos con que se encontró en un
principio, había contratado a la agrupación para dar mayor esplendor a las
procesiones de la Semana Santa, objetivo que se consiguió plenamente pues, como
añade el citado diario, la música de
Ingenieros ha resultado uno de los mayores atractivos y la notable Banda
ejecutó en todas las procesiones hermosas marchas fúnebres de los más eminentes
compositores, todas ellas bajo la batuta del simpático, joven y ya notable
músico señor Saco del Valle. En parecidos elogios se mostraba El Correo de Zamora que se detenía en la figura
del director, afirmando que ha sobrepujado
si cabe, los esfuerzos de su
antecesor (Juarranz) en la dirección de la Banda merced a la reconocidísima
competencia de su batuta”.
De este párrafo
podríamos deducir que, de entre las marchas fúnebres que llevaba en su
repertorio la banda de Ingenieros, se incluirían algunas partituras de Eduardo
López Juarranz, ya que este había sido director de la misma a la vez que
considerado un eminente músico y compositor. Las marchas de Juarranz fueron muy
difundidas tanto en vida del compositor como después de su muerte en 1897, como
tendremos la ocasión de comprobar.
La novedosa
introducción de una banda de música en las procesiones de Semana Santa dejó una
grata impresión como se deduce en el siguiente párrafo:
“El éxito conseguido por el conjunto animó a la
corporación consistorial zamorana, presidida entonces por Víctor Gallego, a
gestionar su participación en la siguiente Semana Santa de 1900; pero, al
parecer, la precipitación en la organización de los festejos dio al traste con
el proyecto y no se pudo disponer del presupuesto necesario para su
contratación, que quedó pospuesta hasta 1902”.
Sin embargo, a pesar
de no contar con la banda de Ingenieros para ese año de 1900, se consigue traer
a una banda para acompañar a las procesiones. Se trataría de la banda del
Regimiento de Asturias nº 31, al frente de la cual se hallaba el músico mayor Wenceslao
Menegón Miranda:
“Según carta que hemos visto, mañana á las nueve llegará á
esta capital procedente de Alcalá de Henares, la banda de música del regimiento
de Asturias número 31 de guarnición en aquella localidad, y que viene á
amenizar las procesiones de Semana Santa”.
A través de una nota
en la prensa conocemos parte de su repertorio de marchas:
“A todas
las procesiones ha asistido la banda de música del regimiento de Asturias, la
cual ha interpretado preciosas marchas fúnebres, sobresaliendo las tituladas La
solemne, y Cuatro notas á la memoria de Gayarre, en la que se escuchan los
compases más inspirados de la ópera La Favorita.
Esta marcha
fué ejecutada el Jueves Santo en el Palacio Real por la banda de Alabarderos”.
Para la Semana Santa
de 1901, Zamora cuenta con dos bandas. La primera es la banda militar
contratada para la ocasión tratándose esta vez de la banda del Regimiento de
Burgos nº 36 de guarnición en León y estando dirigida por el músico mayor
Fernando Cobeño Heredia. La segunda es la recientemente creada banda del
Hospicio Provincial bajo la dirección de Eduardo Sánchez “Pelufos”. Tanto una como otra obtienen muy buenas críticas en la
prensa local:
“Grandísima impresión ha dejado en Zamora la banda de
música del Regimiento de Burgos, que en las procesiones y paseos ha lucido en
estos días un repertorio escogido y muy bien ejecutado”.
“Las bandas de música, en esta, como
en las anteriores procesiones, alternaban sin cesar, tocando preciosas marchas
fúnebres. Al pasar por la plaza de Cánovas, la banda del Hospicio, tocó también
muy acertadamente”.
Este año de 1901 es testigo
de la incorporación de dos nuevas marchas a la Semana Santa zamorana:
“Los
aficionados á la música, hacen grandes elogios de la marcha fúnebre Las Tres
Cruces, original del inspirado músico de esta capital, señor Haedo (hijo) y que
ha interpretado con gran acierto la banda del regimiento de Burgos”.
“Las diferentes marchas fúnebres que
en las procesiones de estos días ha tocado la orquesta de esta ciudad, han sido
admiradísimas, principalmente la que es original de Don Eduardo Sánchez”.
Para la Semana Santa
de 1902 se vuelve a contar con la participación en los desfiles procesionales
de la banda de Ingenieros:
“Luego,
con ocasión de la Semana Santa de 1902, la Banda de Ingenieros visitó de nuevo
Zamora entre el 23 de marzo y el uno de abril para acompañar las celebraciones
pasionales, como ya lo había hecho en 1899”.
Tanto la banda de
Ingenieros como la del Hospicio, que también actúa en las procesiones, dejan
una buena impresión:
“Las bandas del regimiento de Ingenieros y Casa Hospicio,
han asistido á todas las procesiones, ejecutando ambas hermosas marchas
fúnebres”.
En febrero de 1903 es
destinado a Zamora el Regimiento de Infantería de Toledo nº 35 con su banda de
música. Actúa en la Semana Santa de ese año bajo la dirección de su músico
mayor Ricardo Quiroga Marcos. También conocemos a través de la prensa local la
interpretación y la dedicatoria de una marcha fúnebre:
“La banda del regimiento de Toledo interpretará en las
procesiones una marcha fúnebre original del señor Haedo (hijo) intitulada el
Nazareno y dedicada á la Congregación del mismo nombre”.
Del mismo modo la
prensa recoge la impresión causada por esta banda en las procesiones:
“Ha merecido general aplauso la banda del regimiento de
Toledo y su inteligente director señor Quiroga, por los escogidos y variados
programas que ha interpretado, tanto en las procesiones de Semana Santa, como
en los paseos. El público ha reconocido que ningún año se ha dado tanta
variedad á la parte musical en las procesiones”.
A partir de diciembre
de 1903 se hace cargo de la banda del Regimiento de Toledo nº 35 el músico
mayor Leandro Rodríguez Piedra que se mantendrá hasta 1916. Tanto el Regimiento
como su banda quedarán de guarnición en Zamora de forma continuada hasta
septiembre de 1939, tomando parte habitual en las distintas festividades de
esta ciudad, especialmente en su Semana Santa.
En 1905 la prensa
anuncia los ensayos de esta banda militar previos a las procesiones:
“La notable música del regimiento Toledo, que con tanto
acierto dirige el mayor señor Rodríguez, está ensayando preciosas marchas
fúnebres para interpretarlas en las procesiones de Jueves y Viernes Santo”.
La Semana Santa de
1909 nos deja algunos títulos de marchas que llevaban en su repertorio las
bandas de “paisanos” y la del Regimiento de Toledo:
[…] “Las
bandas de paisanos y la del Regimiento Toledo, interpretaron preciosas marchas
sobresaliendo las tituladas ¡Pobre Carmen!, Piedad, de Juarranz, Dolores de una
madre, de San José y El Ultimo Suspiro que ejecutó la del Regimiento” […]”.
Un hecho a destacar de
esta noticia es la referencia que se hace a determinada banda “de paisanos” que
acompaña las procesiones. Recordemos que aún faltaría un año para que la banda
del Hospicio, ya reorganizada por Inocencio Haedo, saliera a la calle. Sin
embargo, suponemos que el propio Haedo estaría cercano a esta banda, puesto que
en su repertorio figuran las marchas de Juarranz, tal y como veremos en los
repertorios de la banda del Hospicio. Otro hecho a destacar son algunos títulos
que se nos ofrecen. Al margen de las marchas de Juarranz, la titulada “Dolores
de una madre” viene seguida del autor San José. Esta marcha pudiera tratarse de
“El dolor de una madre” de Ángel Rodríguez a la que el autor de la crónica
confundiera con otro autor (se dan muchos casos en los que las reseñas
periodísticas ofrecen nombres deformados o cambiados), o bien tratarse de otra
marcha de la que no tenemos noticia. Con respecto a “El Último Suspiro” pensamos
que puede tratarse de la marcha que Hilario Goyenechea Iturrioa estrenara en
Salamanca en 1902:
“La banda de música del Protectorado de Industriales
jóvenes que dirigen los Salesianos, estrenará en la procesión del Santo
Entierro, el Viernes Santo, una marcha fúnebre titulada “El último suspiro”,
original del profesor de piano de la Escuela de San Eloy, don Hilario
Goyenechea”.
En 1910 la prensa
vuelve a ofrecernos detallada información sobre el repertorio que llevarían las
bandas del Regimiento y del Hospicio:
“La
banda militar interpretó las siguientes composiciones: La Cruz, Así sea, El
dolor de una madre, Último suspiro y Pax domini.
La provincial, Ha
muerto; Fé, Esperanza y Caridad; La Cruz; Las Tres Cruces; las tres primeras
originales del maestro Juarranz y la última del señor Haedo”.
Inocencio
Haedo al frente de la banda del Hospicio Provincial.
Es de destacar el
repertorio que se escuchaba entonces en la Semana Santa zamorana. De las
marchas de la banda del Regimiento de Toledo reconocemos “El dolor de una
madre” del músico de esa banda Ángel Rodríguez Miguel. Con respecto a la marcha
“La Cruz” hay dudas ya que con ese título parece ser que existen varias
marchas; una de Eduardo López Juarranz, otra de Leandro Rodríguez Piedra y otra
de Ángel Rodríguez Miguel sin saber a cual se refiere. “Ultimo suspiro” es en
realidad “El último suspiro” de Hilario Goyenechea, que mencionamos
anteriormente. Y por último, “Pax Domini” es una marcha fúnebre de Pablo
Echegoyen. De la marcha “Así sea”
no tenemos noticia alguna.
Con respecto al
repertorio ofrecido por la banda del Hospicio Provincial destacar lo siguiente:
la marcha “Las Tres Cruces” de Haedo que, como veíamos, fue estrenada por la
banda del Regimiento de Burgos en 1901; y, sobre todo, las marchas de Juarranz
incorporadas al repertorio de la misma por Haedo, desde que fueran escuchadas
por primera vez a la banda de Ingenieros en las dos ocasiones en que estuvo en
Zamora:
“La banda de música de la Residencia Provincial de Niños,
es algo consustancial con nuestra Semana Santa. Todos nos sabemos de memoria
sus marchas y las escuchamos con deleite, porque son en su mayoría aquellas que
nos dejó oir cuando éramos chicos el maestro Saco del Valle, cuando vino la banda
de Ingenieros. […]”.
“[…] Los preparativos que estas
bandas de música hacen en los días anteriores a las procesiones son
sabrosísimos.
Figuraos al máestro
Haedo repasando por vez dos mil las marchas de Juarranz por él desempolvadas y
modernizadas, […]”.
En 1912, la prensa
zamorana se hacía eco de una nueva marcha:
“La
notable banda de música del regimiento Toledo está ensayando una preciosa
marcha fúnebre titulada “Último homenaje”, de la que es autor el inspirado músico
de primera don Ángel Rodríguez.
Dicha obra
será ejecutada en las próximas procesiones de semana Santa”.
Algunos años, la
Semana Santa zamorana tuvo poca fortuna con la meteorología por lo que apenas
hubo procesiones y la prensa local no recoge datos importantes sobre las bandas
de música ni sus repertorios. Para encontrar otra reseña de interés, nos vamos
al año 1915 donde se decía lo siguiente:
“La banda del regimiento Toledo, contratada para asistir a
todas las procesiones, interpretará las siguientes obras: La Cruz, Jerusalén,
El último suspiro, El Santo Entierro y La Dolorosa”.
Como podemos apreciar,
se repiten títulos como “La Cruz” o “El último suspiro” añadiendo otros nuevos
como “Jerusalén” (¿Milpager?), “El Santo Entierro” (¿?) y “La Dolorosa” (¿?).
El año 1915 es la última Semana Santa de Leandro Rodríguez Piedra al frente de
la banda del Regimiento de Toledo, ya que al año siguiente le sustituiría el
músico mayor José María Torá Martín, que estaría en el cargo hasta 1920. De
esta etapa obtenemos el dato de otra marcha interpretada en 1919:
“La banda del Regimiento Toledo que dirige hábilmente el
maestro Torá, ha interpretado durante las pasadas procesiones, preciosas
marchas fúnebres con especialidad la titulada Ecce Homo, que ha sido escuchada
con verdadero amore por los amantes de la buena música…”.
Con ese título y
teniendo en cuenta que aparece ya en el repertorio de la banda del Regimiento
de Toledo en 1919 podría tratarse de la marcha de Leopoldo Martín Elexpuru o
bien otra de la que desconocemos su autor.
En 1920 toma la
dirección de la banda del Regimiento de Toledo Arturo Luis Villanueva San Pedro
que estaría al frente de la misma en dos períodos (1920-1926 y 1928-1939). La
prensa local nos informa de lo siguiente en 1921:
“Las
bandas Provincial y militar han concurrido a todas las procesiones,
interpretando preciosas marchas y la del Regimiento Toledo, ha dado a conocer
estos días siete, de renombrados autores”.
Lamentablemente no nos
facilita título ni autor alguno para poder hacernos una idea más clara. Con
esto, seguimos hasta 1923, en que conocemos un importante estreno:
“Las bandas de música Provincial y del regimiento Toledo,
han asistido a todas las procesiones interpretando preciosísimas marchas y la
militar ejecutó por primera vez una titulada “Camino de las Tres Cruces”,
inspirada en los toques de atención que en la procesión de la mañana se dan
para avisar a los Congregantes.
Es original del músico
de primera de dicha banda, don Ángel Rodríguez”.
Entre 1926 y 1928,
pasarían por la banda del Regimiento de Toledo los músicos mayores Ángel
Peñalva Téllez y Francisco Esbrí Fernández, durando escasamente un año cada uno
en el cargo.
Para la Semana Santa
de 1927 tenemos otra marcha fúnebre de la que se hace eco la prensa local:
“Han asistido a todas las procesiones pasadas las bandas
de música del Regimiento Toledo y Provincial, interpretando preciosas marchas
fúnebres, llamando la atención la inspirada marcha fúnebre titulada “Nuestra
Madre”, original del bizarro capitán de caballería, nuestro estimado paisano y
amigo don Fernando Aparicio”.
En 1929 hay constancia
de la participación en la Semana Santa zamorana de dos nuevas bandas. Una es la
del Regimiento de Guipúzcoa nº 53 dirigida por Jenaro Rey San Segundo, y la
otra es la de Colegio de Huérfanos de Carabineros o de la Guardia Civil. De la
misma forma, tenemos a la banda del Regimiento de Saboya nº 6 dirigida por Tomás Romo Hernández,
venida de Madrid en 1930 y 1931 para amenizar los desfiles procesionales. Ya en 1934, inmersos en la época de la II República, con
Villanueva de nuevo al frente de la banda del Regimiento de Toledo y la
contratación de otra banda militar, la del Regimiento nº 26 de Salamanca, la
Semana Santa de Zamora contempla una novedad para la procesión del Silencio, protagonizada
por estas dos bandas:
“A la salida de la procesión del Silencio las bandas de
música de los Regimientos números 26 de Salamanca y 35 de Zamora, interpretarán
conjuntamente en el atrio de la Catedral, bajo la dirección del maestro don
Arturo Luis Villanueva, una preciosa marcha titulada “Mektub” que en su
traducción significa “Estaba escrito”.
Esta novedad,
iniciativa del señor Villanueva, ha de dar una gran solemnidad y emoción al
momento de la salida del primer templo, del famoso Cristo agónico de Gaspar
Becerra.
La composición
“Mektub” es original del notable músico español Mariano San Miguel, que fué
profesor de la Banda Republicana de Madrid”.
En los años de la
Guerra Civil española, concretamente en 1938, se reorganiza la banda del Hospicio
Provincial siguiendo al frente de ella el maestro Haedo. Una vez finalizada la
contienda, en julio de 1939, conocemos una de las marchas que llevaba en su
repertorio la banda del Hospicio por una nota de prensa sobre la procesión
sacramental de La Horta:
“La
música que dirige el maestro Haedo, que asistió a la magna procesión, nos hizo
recordar con “Jerusalem” y otras bellas marchas de este tipo las magníficas
tardes en que se conmemora, en Zamora sobre todo, la institución de la
Eucaristía […]”.
En septiembre de ese
mismo año la prensa recoge la noticia del traslado del Regimiento de Toledo y
su banda de música:
“Cumpliendo
órdenes superiores, la banda de música del Regimiento de Infantería “Toledo”
número 26, salió ayer para Valladolid a unirse con la del regimiento de San
Quintín y entre ambas formar una sola.
[…] Deja pues nuestra
música, y decimos nuestra, porque no hemos conocido otra que lo que ella nos
haya gustado, díganlo “Guipúzcoa”, la del Colegio de la Guardia civil, “La
Victoria”, “Saboya”, todas en fin cuantas han pasado por Zamora con motivo de
la Semana Santa, una estela de imborrables recuerdos entre nosotros”.
Pero la marcha de la
banda del Regimiento de Toledo hace que, ya en noviembre de 1939, se cree otra
banda de música por iniciativa de Vicente Mayoral y bajo los auspicios de una
institución como “La Cruz Roja”, situándose al frente de ella Esteban Mota, un
músico del Regimiento de Toledo. Dicha banda toma el relevo de la banda militar
preparándose para su debut en la Semana Santa de 1940:
“Anoche
tuvimos la ocasión de escuchar un ensayo de la nueva música en su academia
instalada en una de las aulas de[l] Instituto viejo. Irrumpimos allí sobre las
nueve y antes de entrar quedamos sorprendidos al oir los acordes de la marcha
fúnebre de Mendelsohon[sic]. […]
[…] Y tras dar a la
misma algunos repasos para matizar, se interpretó la tan conocida por los
zamoranos “El dolor de una Madre”. Esta nos convenció algo más que la anterior;
[…] hasta el punto de que creímos estarla oyendo a aquella otra banda que tanto
la popularizó y hasta veíamos delante al inolvidable don Leandro Rodríguez, de
feliz recuerdo. Y no digamos nada de Villanueva”.
En ese mismo año, la
banda del Hospicio Provincial llevaría en su repertorio de marchas fúnebres una
adaptación del maestro Haedo de la marcha “Oriamendi” tan interpretada en esos
tiempos.
En 1941 la banda de
música de la Cruz Roja está dirigida por Julio Iglesias, antiguo músico de la
banda militar del Regimiento de Toledo. En su repertorio de marchas aparecen
muchas de las que tocaba la banda militar:
“La de
la Cruz Roja, que dirige diestramente el músico don Julio Iglesias, nos
brindará este año toda la serie de obras patéticas tan bonitas como populares
que hizo la inolvidable banda del Regimiento “Toledo” desde la famosísima de
Thalberg hasta “La Cruz” del que fue nuestro ídolo musical don Leandro
Rodríguez (q. e. p. d.) pasando por “El dolor de una madre”, “Peña Plata”,
“Piedad” etc…. que ya interpreta insuperablemente […]”.
El mismo artículo se
hace eco de algunas marchas de la banda del Hospicio Provincial:
“[…] y el maestro Haedo el infatigable, el trabajador, el
músico, nos dejará oir […] “Ha muerto”, de Juarranz, aquella que le estrenaron
los Ingenieros en nuestra infancia y que ahora dice maravillosamente su Coral “Las tres Cruces” y
todas las demás que de forma tan clásica hace interpretar a sus muchachos”.
Para 1942 el
repertorio de la banda de la Cruz Roja se compone de las marchas del año
anterior y algunas novedades:
“[…] Y se oirán las marchas de siempre y se oirán otras
que hace años no figuraban en el repertorio de las que se interpretan durante
las procesiones. “Mektub” (Estaba escrito), que se tarduce [sic] y “El Héroe
Muerto”, ambas sublimes y grandiosas, volverán a emocionarnos con sus melodías…
[…]".
“[…] Hasta la banda de música de la
Cruz Roja, rindió su homenaje a la Virgen Santísima obra de nuestro escultor,
interpretando en su honor una inspirada y bonita marcha fúnebre, titulada
“Ofrenda a la Dolorosa” compuesta por su director don Julio Iglesias”.
Finalizamos este apartado
con una cita que transmite la importancia que, para los zamoranos, suponen las
marchas fúnebres en los cortejos procesionales de su Semana Santa. Marchas que
han sonado en Zamora por varias generaciones y que han calado muy hondo:
“La
fúnebre comitiva se ponía en movimiento. Lanzaban las Bandas al viento sus
acordes interpretando las marchas que todos los zamoranos sabemos por haberlas
aprendido de nuestros abuelos”.
La
marcha fúnebre de Thalberg
A las cinco de la
mañana del Viernes Santo, el clarín y el tambor anuncian la salida de la
procesión que organiza la Cofradía del Nazareno (vulgo Congregación). El primer
paso procesional llamado “Camino del
Calvario”, más conocido por “El cinco
de copas” se eleva sobre los hombros de los hermanos que lo mecen
suavemente al compás de la marcha de Thalberg, que suena por primera vez. Es
este el famoso “baile del cinco de copas”.
Y es esta la descripción de una tradición que, usualmente, vemos como una de
las más características de la Semana Santa de Zamora.
Sigismond Thalberg.
Para recoger algunos
datos sobre la tradición de esta marcha en la Semana Santa zamorana hemos
acudido a varios foros de Internet donde se habla, entre otros temas, de esta
famosa marcha fúnebre. En uno de ellos, llamado www.foroclasico.com,
el forero “RANWAENGLER” expone la
siguiente información:
“¿Cómo y
cuándo llegó a Zamora esta bellísima y entrañable música?
La falta de
documentación sobre un episodio, del que cuando se produjo nadie podía pensar
que tuviese trascendencia histórica, nos impide llegar a la fecha exacta de su
estreno y al músico concreto que la incorporó al repertorio de una banda. Con
respecto a los músicos, la deducción es fácil: no pudieron ser más que el
querido maestro Haedo o el maestro Villanueva. Este músico era director de la
Banda del Regimiento de Toledo durante la década de los treinta. El Teniente
Villanueva permaneció en Zamora durante la contienda civil al frente del parque
móvil de automóviles, y aunque las circunstancias no fueran propicias a la
disciplina diaria de la Banda, y algunos de sus músicos estuvieran en el frente
de batalla, sí sabemos a ciencia cierta que desfiló en la Semana Santa de 1938,
y lo hizo conjuntamente con la Banda provincial, refundada en aquel mismo año y
que dirigía el maestro Haedo.
Aunque el maestro
Haedo -zamorano desde finales de siglo- haya sido el introductor de la marcha,
no podría haberla estrenado antes de 1910 porque hasta ese año no dispuso de
una banda adecuada. En efecto, año y medio antes, la Diputación Provincial de
Zamora fundó su Banda de Música, para lo cual no se dedicó a aperdigar los
músicos locales, sino que los dotó de uniformes que diseñó y confeccionó
Francisco Antón; y, lo que es más importante, trajo de París instrumentos
nuevos. La Banda se estrenó -y eso sí que consta en la prensa local- con la
Marcha "Las Tres Cruces" de su Director.
En 1930 actúa por
primera vez la Banda del Regimiento de Toledo antes citada; y si Thalberg fue
introducido por Villanueva, quizá fuera ese año el del estreno. En los archivos
de la Congregación hay una alusión a este músico a quien se relaciona con
Thalberg.
Encontramos la primera
noticia concreta e inequívoca sobre la ejecución de la marcha en una crónica de
la Semana Santa de 1943. Fue escrita por Mostajo - a quien pocos zamoranos
pueden ya recordar -y dice escuetamente: "a los sones de la Marcha de
Thalberg, en la madrugada del Viernes Santo salió de la Iglesia de San Juan el
popular cinco de copas". Ningún comentario adicional nos puede hacer
pensar que fuera 1943 la fecha del estreno. Pero el laconismo tampoco puede
hacer pensar que Thalberg fuera una costumbre inveterada ya que, según se dice
en Zamora, cualquier novedad que se introduzca en cualquier Procesión de Semana
Santa, al año siguiente ya es tradición.
La hija del Maestro
Haedo asegura que su padre compró la partitura en París y que de ella se sirvió
para hacer el arreglo de banda. ¿Tenía noticia previa de su existencia?”.
Añadimos otra
intervención, esta vez de un foro dedicado a la Semana Santa zamorana www.semanasantazamora.org
en el que el forero “SLUK” interviene aportando algún dato nuevo:
“No
existen muchas referencias acerca de cómo llegó la Marcha fúnebre de Thalberg a
Zamora. Sintetizando, la tradición histórica cuenta que el maestro Haedo la
trajo de París y que le hizo los arreglos para ser interpretada por una banda
de música. Al parecer a mediados de los años 30, le proponen a José Aragón,
jefe de paso del Cinco de Copas que elija entre dos obras musicales para
realizar el acto del baile a las cinco de la madrugada (acto del que no se
tiene constancia de que se realizara con anterioridad) y elige la Marcha
Fúnebre de Thalberg, que interpretaría la banda del Regimiento Toledo dirigida
por el Sr. Villanueva”.
Sintetizando los datos
reunidos en estas dos intervenciones, que resumen bien la información que
podemos encontrar en otros sitios, establecemos los siguientes puntos:
- Falta de documentación y
referencias.
- Introduce la marcha el maestro
Haedo, haciendo el arreglo para banda de una partitura adquirida en París.
- La banda del Regimiento de
Toledo sería la encargada de interpretarla bajo la dirección del teniente
Villanueva.
- en una crónica de 1943 se
asocia la marcha a la salida del “Cinco de Copas”.
- José Aragón, encargado del paso
del “Cinco de Copas”, elige la marcha para su salida procesional a
mediados de los años 30.
Indagando en estos
puntos y estudiando la hemeroteca que tenemos a nuestro alcance, escogemos como
referencia la fecha de 1941 de la cual partimos, retomando la cita que
realizábamos anteriormente:
“La de
la Cruz Roja, que dirige diestramente el músico don Julio Iglesias, nos
brindará este año toda la serie de obras patéticas tan bonitas como populares
que hizo la inolvidable banda del Regimiento “Toledo” desde la famosísima de
Thalberg hasta “La Cruz” del que fue nuestro ídolo musical don Leandro Rodríguez
(q. e. p. d.) pasando por “El dolor de una madre”, “Peña Plata”, “Piedad” etc….
que ya interpreta insuperablemente […]”.
Como se desprende de
este párrafo, la marcha de Thalberg era “famosísima”
ya en ese año por lo que se interpretaría desde algún tiempo. La banda que la
haría tan popular (según la tradición) sería la del Regimiento de Toledo. Ahora
bien, esta banda militar vemos que recaló en Zamora desde 1903. La pregunta es
clara: ¿desde cuándo la incorporaría a su repertorio?
“Thalberg,
“El Dolor de una Madre”, “La Cruz”, por ejemplo entre las muchas que a
maravilla interpretaron don Leandro, el infatigable trabajador y luego
Villanueva, han sido siempre nuestras favoritas… […]”.
Por los datos que
leemos, parece ser que ya desde los tiempos en que Leandro Rodríguez estuvo al
frente de la banda del Regimiento de Toledo (1903-1916) sonaba esta marcha en
Zamora.
La Marche funèbre variée, op. 59 de
Sigismond Thalberg, es una pieza de 1845 escrita originalmente para piano.
Marcha fúnebre de Thalberg editada en
París en 1845.
La versión para banda
más difundida (incluso en Zamora) es la que realizara Ricardo Dorado Janeiro,
siendo publicada en 1957 por Ediciones Hispania.
Instrumentación de Ricardo Dorado
publicada en 1957 por Ediciones Hispania.
En Zamora se conserva
también otra instrumentación de esta obra, realizada con anterioridad por el
maestro Inocencio Haedo Ganza.
De esta versión para banda de Haedo se dice que es la original, la que
introduciría esta marcha fúnebre en la Semana Santa zamorana. La fecha de esta
adaptación sigue siendo un misterio ya que se habla de un viaje del maestro a
París donde adquiriría la partitura para piano. En los diversos datos
biográficos de Haedo no hemos podido hallar constancia de este viaje a Francia,
sólo a Portugal con la Coral Zamora. Esto no quiere decir que no lo haya realizado
en algún momento de su vida.
Sin embargo, hay
constancia fehaciente de la interpretación por bandas de música de esta misma
marcha en fechas anteriores. En marzo de 1921, el diario “El Noticiero Sevillano” considera como “clásica” a esta marcha en
los repertorios de las bandas:
“[…] Así
a las clásicas marchas fúnebres de Thalberg y de Petrella, de Chopín y de
Wagner, se han unido las de Mariani, Gómez Zarzuela, Turina, Font de Anta…[…]”
Destacamos también la
aparición de esta marcha en el archivo de la antigua banda municipal de la
Orotava (Tenerife), bajo el título de “Soledad”,
(título este que resulta muy sugerente como veremos más adelante) y cuya autoría se le otorga a Tauber o
Fauber (¿deformación de Thalberg?). Encima del título se puede leer “año 1914”, año en que la banda la
llevaría en su repertorio.
Marcha fúnebre de Thalberg bajo el
título de "Soledad".
Esta
versión, siendo casi idéntica hasta la mitad de la marcha, difiere en el final
con la del maestro Haedo, ya que se cuenta con una grabación de esta última y
se aprecian diferencias comparándola con la que reproducimos en la fotografía.
¿De dónde proviene esta partitura? ¿De Zamora? ¿Cómo recala en Tenerife? ¿Por
qué el título de “Soledad”?
Pero
ahondando más aún, desde 1903 nos encontramos con esta marcha muy próxima a
Zamora, concretamente en la localidad de Peñaranda de Bracamonte, provincia de
Salamanca:
“La banda de música
municipal que dirige el distinguido profesor Emilio Soler del Moral, ejecutó
con mucha afinación y melodía tres nuevas marchas fúnebres de los maestros
Grassi, Thalberg y del mencionado señor Soler. […]”.
Es decir,
que en la Semana Santa de 1903 (recordemos que es el primer año que participa
la banda del Regimiento de Toledo en las procesiones de Zamora), ya la lleva en
su repertorio la banda municipal de Peñaranda. ¿La llevaría el maestro Quiroga
también en su repertorio junto con la marcha “El Nazareno” de Haedo?
Otro dato
importante que nos remonta a 1890 es la noticia de la realización de una
instrumentación para orquesta de esta misma marcha:
“Con asistencia de
numeroso público se ha efectuado en el Príncipe Alfonso el penúltimo concierto
instrumental de primavera del presente año, por la sociedad de Conciertos de
Madrid que dirige el señor Bretón,… […]
También gustó mucho la
“Marcha fúnebre” de Thalberg, muy bien instrumentada por el maestro D. A.
Llanos”.
Dicha instrumentación podría haberse realizado a partir de la edición
para piano que publicara en Madrid una conocida editorial en 1881:
“Hemos recibido el num. 44 del
notable semanario artístico La Correspondencia Musical, que con tanto acierto
publica en Madrid, la casa editorial de música de Zozaya.
Contiene preciosos artículos de actualidad y todas cuantas
noticias teatrales puedan interesar al público filarmónico. Como regalo á los
suscriptores, incluye una pieza para piano propia de la solemnidad del dia.
Esta pieza es la célebre Marcha fúnebre de Talberg [sic], tan celebrada en todo
el mundo musical. […]”.
Sin embargo, en la siguiente referencia, podemos encontrar que dos años
antes, el director de la banda de música del Hospicio Provincial de Jaén,
solicita un pedido de partituras donde de nuevo aparece la Marcha fúnebre de
Thalberg:
“Las bandas de
provincias solían realizar peticiones a las editoriales suscribiéndose a las
series o encargando guiones o papeles sueltos. En el caso jiennense, Manuel
Romero Durán, director de la banda del Hospicio de Hombres de Jaén, hace en
1879 un pedido de «ciertas partituras y piezas de música modernas», bastante
ilustrativas del repertorio de la época. El encargo es realizado a José Antonio
López, vecino de Valencia, director de la música de la Academia de Infantería
de Toledo y de la publicación musical La lira.
En la relación priman
las transcripciones de números de óperas, principalmente italianas -Verdi,
Bellini-, música de salón y música bailable -valses, polcas, schottischs,
habaneras, mazurcas y redowas- sobre marchas -militares y fúnebres, tanto
originales como transcritas (Thalberg)-, pasodobles, aires andaluces y música
religiosa”.
Deducimos
del texto anterior que existía una transcripción para banda de música de esta
marcha fúnebre, que estaba realizada o editada por José Antonio López, músico
mayor de la Academia de Infantería de Toledo en 1879 y director de la
publicación musical “La Lira”. Por lo tanto, sería esta la transcripción para
banda más antigua de las que tenemos noticia.
También
existen ediciones antiguas para piano y para guitarra de esta marcha, siendo
publicadas la primera en Madrid por Antonio Romero en 1872, y la segunda en
Barcelona por Hijos de Andrés Vidal y Roger hacia 1892.
Hemos
dejado para el final la cuestión de su tradicional interpretación en Zamora.
Como hemos podido ver, la tradición hace sonar a esta marcha por primera vez al
levantar el paso del “Cinco de Copas”, a las cinco de la mañana del Viernes
Santo, interpretándose después en varios tramos de esta procesión y a lo largo
del día. También hemos podido saber (si es cierto lo que se cuenta) que la
tradición de “bailar” el paso a los sones de la marcha de Thalberg proviene de
mediados de los años treinta, cuando el jefe de paso en esa época, José Aragón,
la elige de entre las marchas que llevaba en su repertorio la banda del
Regimiento de Toledo. Es
decir, que hasta esa fecha la marcha podría haber sonado en cualquier momento
de la procesión, incluso de la Semana Santa ya que no habría nada establecido.
¿Y si no fuera así?
Paso del "Camino del
Calvario" en los años 40 con José Aragón al frente.
Los
primeros datos que nos hacen pensar que la tradición ha podido variar con los
años los hemos recogido de diversas crónicas de los años cuarenta:
“Figuraos al máestro Haedo repasando por vez dos mil las
marchas de Juarranz por él desempolvadas y modernizadas, pues cada año ha de
instruir nuevos chiquillos de esa típica banda provincial que sostiene la
Diputación, figuraos horas y horas de ininterrumpido trabajo para poder conseguir
que de pulmones infantiles salgan perfectamente emitidas por sus instrumentos
las solemnes notas primeras de la Marcha de Thalberg que cada año se interpreta
a la salida de la Soledad. […]”.
El paso de
“La Soledad”, perteneciente a la Cofradía del Nazareno (vulgo Congregación)
sale el Viernes Santo cerrando la procesión de la mañana. En el recorrido de
esta procesión hay una parada en el sitio que llaman de las “Tres Cruces”,
donde se realiza una ceremonia de reverencia de cada uno de los pasos que
integran el cortejo al paso de “La Soledad”. Luego la procesión continua,
dirigiéndose finalmente los pasos hacia la iglesia de San Juan, de donde
partieron, a excepción de “la Soledad”, que se dirige hacia la iglesia de la
Concepción. Aquí aguarda su salida procesional del Sábado Santo.
El cronista
alude a la interpretación de esta marcha cada año a la salida de “La Soledad”,
es decir, que lo hace de forma tradicional. La banda que la interpreta en esta
ocasión es la del Hospicio Provincial, que sabemos que se alternaba con la del
Regimiento de Toledo acudiendo ambas a la procesión. En la misma crónica, un
poco más adelante podemos leer más datos curiosos y reveladores:
“No admite
innovaciones la liturgia musical de nuestra semana de Pasión, fracasaron los
que de otras partes vinieron y quisieron solemnizar nuestras procesiones con su
inspiración o con sus magníficos conjuntos orquestales. […]
Nuestras marchas
triunfales en Ramos que nos recuerdan los días de las Sacramentales, el fagot y
el gregoriano en la procesión del Silencio, con la polifonía coral del Maestro
Victoria a la salida del Templo, esa marcha de Thalberg al amanecer, y al
llegar a la Concepción la Soledad, […]”.
Se muestra
vehemente el cronista con las tradiciones zamoranas enumerando algunas de ellas
en el apartado musical, entre las cuales figura la interpretación de la marcha
fúnebre de Thalberg “al amanecer, y al
llegar a la Concepción la Soledad”, es decir, que esta marcha se le
interpretaría de forma tradicional a “La Soledad” tanto a su salida de San Juan, como a su entrada en La Concepción en la procesión de la
mañana del Viernes Santo.
Otra
narración del mismo año se refiere a la misma procesión en los siguientes
términos:
“Una lúgubre trompeta
y un destemplado tambor congregan a los hermanos en el templo.
En él, la tradición de
este pueblo venera a la Virgen en su soledad.
El ralente de la
mañana entra a bocanadas por las puertas del templo, abiertas de par en par;
tiemblan las lucecitas que alumbran el sagrario. Los hermanos levantan sus
cruces en alto y la Virgen de la Soledad sale del templo a la tenue luz de la
aurora primaveral.
Suena siempre la misma
marcha fúnebre que de niños aprendimos, y en pos de la Madre llorosa caminan
multitud de mujeres, pie desnudo”.
A medida
que leemos nos damos cuenta de que la atención se centra en la Virgen de
Soledad, a cuyo paso hacen reverencia los demás y, en torno a ella, gira la
procesión de la mañana del Viernes Santo. Hasta la marcha de Thalberg, que el
autor del texto anterior aprendió de niño, parece que suena con este paso antes
que con otros. De hecho, por los siguientes escritos podemos percatarnos de
esto mismo:
“Salieron los famosos
grupos escultóricos envueltos en la penumbra del amanecer y escoltados por los
nazarenos, a compás de los acordes lúgubres de las bandas de música que
interpretaban las marchas de más puro sabor zamorano… […]”.
“A las seis en punto la oración
sagrada es interrumpida por el clarín de la Cofradía que anuncia el instante de
la salida de la procesión, siendo entonces cuando una banda de música, ataca
las notas de una marcha fúnebre, y en la iglesia es levantado el primer paso
que forma en aquélla, que es el Camino del Calvario,… […]”.
Con el paso
llamado “Camino del Calvario”, también conocido por el “Cinco de Copas”, suena
una marcha fúnebre, marchas del “más puro
sabor zamorano”, pero ¿es la Marcha
fúnebre de Thalberg o ésta se reservaba para la salida de “La Soledad”? Es elocuente que el
nombre de Thalberg se asocie antes a la Virgen de la Soledad que a otro paso,
pudiendo ser originariamente ésta la tradición.
De igual
forma, el título tan sugerente al que aludíamos anteriormente, y que lleva la
partitura hallada en Tenerife, podría apuntar en este mismo sentido,
conociéndose por “Soledad” una marcha fúnebre, quizás venida de Zamora que,
bajo este título, esconde la melodía y
armonías de la Marcha fúnebre de Thalberg.
Curiosamente,
y gracias nuevamente al foro www.semanasantazamora.org trasladamos aquí
un dato muy interesante aportado por el forero “MARCOS” y que, hasta el
momento, es la referencia más antigua de la interpretación de esta marcha por
su nombre en la Semana Santa de Zamora:
“Según apuntes de prensa del año
1924, puede leerse lo siguiente: "Entre la programación de las marchas
fúnebres en los desfiles procesionales destacan la interpretación de "El
Héroe Santo", "Requien Eternan", "Juana de Arco" y
otras varias. No faltando entre ellas la imprescindible del Maestro THALBERG que
será interpretada a la salida de la procesión del Viernes Santo por la mañana.
Esta marcha es la que produce emoción intensísima en tan sublime momento
habiéndose casi hecho del dominio popular"
Es
significativo que en 1924 se considere la marcha de Thalberg como
imprescindible pudiendo deducirse su tradicional interpretación por varios
años. De ella nos dice el autor de la nota “habiéndose
casi hecho del dominio popular”, es decir, que la tradición no es demasiado
lejana pero que ya tiene algunos años y ha calado en el pueblo zamorano…
¿incorporada hacia 1910? También destacamos “que será interpretada a la salida
de la procesión del Viernes Santo por la mañana”. Por lo tanto, entendemos que la
tradición originariamente sería tocarla a la salida de la procesión, no a un
paso en concreto, dándose la circunstancia de que el primero en salir siempre
es el “Camino del Calvario”. Quizás, desde que se hiciera cargo José Aragón
como jefe de este primer paso procesional, y con su particular forma de
llevarlo, crearía una nueva tradición donde se asociarían el peculiar
mecimiento que se le daba al paso “el baile” y las notas de esta marcha que ya
sonarían con anterioridad.
En otro
artículo de 1956, esta vez de Vicente Mayoral, que narra sus vivencias de la
Semana Santa desde que la conoció, califica de tradicional e insustituible a la
marcha de Thalberg, que ya sonaba en la procesión de la mañana del Viernes
Santo:
[…] “Y así, recuerdo
aquella Semana Santa inolvidable de hace cuarenta y muchos años, en la que con
intensa emoción prendió en mí, sobre todo, aquella salida de San Juan de la
Cofradía de Jesús Nazareno al amanecer del Viernes Santo, a los tradicionales
acordes de la insustituible Marcha fúnebre de Talberg [sic]. […]”.
Si desde la
fecha del artículo, nos remontamos “cuarenta
y muchos años” atrás, nos vuelve a dar una fecha aproximada de 1910, año
arriba o año abajo. Con lo que tenemos que ya por esas fechas sonaba esta
marcha en Zamora. Pero seguimos preguntándonos: ¿quién la tocaba? ¿Sería la
recién organizada banda del Hospicio Provincial bajo la batuta de Haedo? ¿Se
escucharía su versión de esta marcha ya por esos años? ¿O bien sería la del
Regimiento de Toledo con Leandro Rodríguez?
Quedan aún
muchos cabos sueltos que, hasta ahora, no hemos podido enlazar. Con estas
líneas, únicamente hemos pretendido reunir toda una serie de datos dispersos y
darles algo de forma. Bien es cierto que muchas veces hemos lanzado más
preguntas al aire que las que hemos podido contestar, o formulado hipótesis que
pueden estar más o menos acertadas. Sin embargo, nuestro ánimo es el de
investigar y profundizar en los entresijos de la historia de la marcha fúnebre
y procesional para banda de música, y darla a conocer para que este género
musical, tan desatendido y olvidado, tenga un lugar digno en el que se
reconozca su importancia.
Este
artículo nos ha permitido también acercarnos, si no físicamente, algo que nos
encantaría, sí a través de sus escritos y reportajes, a la celebración de la
Semana Santa en Zamora, sus procesiones y tradiciones, sus bandas y su música. Marchas
fúnebres que han dejado sus ecos e impresiones en esta histórica ciudad.
David
Marrero Pérez
Nota importante a modo de apéndice
El presente
trabajo de investigación fue llevado a cabo durante el mes de julio de 2013 en
su gran mayoría. Como no teníamos el pensamiento de publicarlo por esas fechas
sino en unas más cercanas a la cuaresma, quedó a la espera durante varios
meses. Sin embargo, siguiendo nuestras investigaciones sobre la historia de la
marcha procesional, comprobábamos como iban saliendo esporádicamente algunos
nuevos datos que completaban la información que teníamos hasta el momento sobre
el tema de este artículo. Es por esto que ofrecemos este trabajo de
investigación tal y como fue concebido en dicho mes de julio, al que añadimos
este apéndice que cuenta con una información “de última hora” y que
consideramos muy importante. Estos “nuevos” datos vienen a llenar parte del
vacío existente en cuanto a los repertorios de las bandas y, sobre todo, ofrece
un dato crucial para la segunda parte de este artículo, el de la marcha de
Thalberg que, dicho sea de paso, nos hubiera ahorrado algunas elucubraciones.
Exponemos a continuación la información.
En un solo
diario y en una sola página se concentran dos importantes reseñas que enumeran
el repertorio completo de las dos bandas que en 1914 participarían en las procesiones
de la Semana Santa zamorana:
“Durante
las próximas fiestas de Semana Santa, la banda Provincial, interpretará las
siguientes obras:
“¡Ha
muerto!, “Fé, Esperanza y Caridad”, “Tristes recuerdos”, “Reina y Madre”, del
maestro Gorriti, “Santo Sepulcro”, del maestro Chopín”.
Como podemos ver, la banda del Hospicio seguía manteniendo en su
repertorio las marchas de Juarranz que ya incorporara en el repertorio desde
1910: “¡Ha muerto!” y “Fe, Esperanza y Caridad”. Sin embargo, apreciamos un
nuevo título: “Tristes recuerdos” que parece también asociado a la autoría de
Juarranz. Y en efecto, como puede leerse en el tema abierto en el foro de
Patrimonio Musical sobre esta marcha (enlace al tema), la autoría parece
demostrada. “Reina y Madre” cuyo autor es Felipe Gorriti, es un título que
desconocíamos hasta el momento. Y por último, “Santo Sepulcro” de Chopin…
suponemos que alguien habrá bautizado a su famosa marcha fúnebre.
“Marchas
fúnebres que ejecutará la banda del regimiento Toledo, en las procesiones de
Semana Santa.
1.ª Pax dómini, marcha fúnebre por
(P. Echégoyen).
2.ª Marcha fúnebre de la ópera,
Don Sebastián (Domidet).
3.ª La lágrima de un poeta, marcha
fúnebre (S. Jordana).
4.ª Ultimo homenaje, marcha
fúnebre (A. Rodríguez).
5.ª Gran marcha fúnebre del
maestro (S. Talbánz).
6.ª Jerusalén, marcha fúnebre de
Milpager.
El repertorio completo de la banda del Regimiento de Toledo para la
Semana Santa de 1914 constaba de seis marchas. Algunas de ellas ya habían
aparecido años atrás como “Pax Domini” o “Último homenaje”. La Marcha fúnebre
de la ópera Don Sebastián (obra estrenada en 1843) es una de las marchas más
antiguas que las bandas han incorporado a sus repertorios procesionales casi
desde su fundación. El columnista equivoca o transcribe erróneamente el nombre
del autor (Domidet por Donizetti), algo que se repetirá en más ocasiones. “La
lágrima de un poeta”, marcha fúnebre inspirada por el capitán de infantería
Salvador Jordán Doré y que compuso hacia 1909 tras los sucesos del “Barranco
del Lobo”. La marcha “Jerusalem” de Álvaro Milpager, que aparece en este año de
1914 en el repertorio y que, posiblemente, ya fuera incorporada años atrás por
tratarse de una marcha ampliamente difundida.
Y por último la “Gran marcha fúnebre del maestro S. Talbánz” que,
concediendo el error en la transcripción del autor (Talbánz-Talber-Thalberg),
vuelve a aparecer ante nuestros ojos la famosa marcha fúnebre que esta vez se
remonta hasta 1914. Esta referencia documental, como decíamos anteriormente,
hallada una vez concluido nuestro artículo, confirma algunas hipótesis vertidas
en el mismo. Como se recordará, barajábamos las fechas alrededor de 1910 como
posible interpretación de esta marcha en Zamora. Teniendo en cuenta la
información que la prensa nos ofrece en relación a los repertorios de las
bandas que acompañaban a las procesiones por esos años, parece un hecho que la
banda que incorporaría esta marcha a la Semana Santa zamorana sería la del
Regimiento de Toledo. Si bien es cierto que, no teniendo una información
completa de los repertorios de las orquestas y bandas que actuaron en Zamora
con anterioridad, no podemos confirmarlo. Pero, aunque no hemos hallado una
referencia documental anterior a 1914, nos inclinamos a pensar que el arreglo
de Haedo es posterior a esta fecha y que, su banda del Hospicio la
interpretaría igualmente más tarde. De la misma forma, creemos que la marcha
fúnebre de Thalberg se convertiría en tradición por permanecer, año tras año
desde esa fecha, en el repertorio de la banda del Regimiento e incorporarla
también la del Hospicio. Y sería a partir de la década de los veinte, desde que
se hace cargo José Aragón del paso del “Camino del Calvario” (Cinco de Copas)
que la tradición de la marcha y el paso se fundieran en una.
Aún pudiendo ser anterior, este valioso dato nos da la satisfacción de
poder conmemorar en esta próxima Semana Santa al menos 100 años conocidos de la
interpretación de esta magnífica marcha en Zamora.
Publicado en Patrimonio Musical
Febrero de 2014
Bibliografía y fuentes documentales
- AYALA
HERRERA, Isabel Mª. “Haydn para todos: La
transcripción para banda de música del minueto de la Sinfonía nº 100 “Militar”
por Mariano San Miguel (1879 -1935)”, MAR – Música de Andalucía en la Red,
nº. 1 (invierno, 2011), http://mar.ugr.es.
-
CASTROVIEJO LÓPEZ, José Manuel. “Jesu-Christus,
de Moisés García Espinosa”. Publicado en la web: www.patrimoniomusical.com.
- OVIEDO
SACO DEL VALLE, María Dolores. “En el
bicentenario de la creación del Regimiento Real de Zapadores Minadores: Saco
del Valle, músico mayor de la Banda del 2º Regimiento (1897-1904)”. Militaria, Revista de cultura militar 2003,
vol. 17.
- VV.AA. “Zamora y su Semana Santa”. Imprenta
Jacinto González. 1943.
- El
Adelanto: Diario político de Salamanca.
- El
heraldo de Castilla: periódico de intereses locales morales y materiales
- El Lábaro:
Diario independiente.
- Heraldo
de Zamora. Diario de la tarde. Defensor de los intereses morales y materiales
de la provincia.
- Imperio:
Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S.
- La
Correspondencia de España.
- La Voz de
Peñaranda: periódico semanal. De Ciencias, artes, literatura e intereses
morales y materiales.
- Biblioteca
virtual de prensa histórica del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
OVIEDO SACO DEL VALLE, María
Dolores. “En el bicentenario de la
creación del Regimiento Real de Zapadores Minadores: Saco del Valle, músico
mayor de la Banda del 2º Regimiento (1897-1904)”. Militaria, Revista de cultura militar 2003, vol. 17, págs.
135-150.
AYALA HERRERA, Isabel Mª. “Haydn para todos: La transcripción para
banda de música del minueto